martes, 31 de enero de 2012

Gourmet

Suda profusamente. No puede conciliar el hambre ni la culpa. El día que en su refrigerador no pudo encontrar más que trozos de cuerpos supo que su canibalismo había llegado demasiado lejos. No recuerda la última vez que comió algo que no fuera carne humana. De pronto el peso de la culpa le arrebata el apetito. Los últimos seis meses le parecen un mal sueño, una escena de una película de bajo presupuesto, algo que definitivamente no le pasó a él sino a otro. ¿Cómo llegó hasta este punto? ¿En qué momento eligió alimentarse exclusivamente de cadáveres de mujeres? No logra recordarlo. De un día para otro se encontró acechando presas en zonas de interés social, invitándoles un pollo rostizado o una hamburguesa, reventándoles el cráneo con un martillo, realizando cortes, cocinando, masturbándose innumerables veces mientras degusta el jugoso muslo de una adolescente que nadie reclamó.
Nunca imaginó que sería tan difícil cambiar sus hábitos alimenticios de un día para otro. No previó la resaca al diluir en ácido todo el contenido de su refrigerador. Piensa en ello mientras vomita un solitario trozo de chuleta en salsa verde. Se sorprende al comprobar que la comida no le sienta bien. El espejo le devuelve una mirada húmeda y vacía. Siente lástima por sí mismo. Lamentablemente para él, no hay organización alguna que se dedique a ayudar a personas de su condición, no hay tal cosa como Caníbales Anónimos.
Después de dar vueltas por su departamento como tigre enjaulado, decide echarse a dormir. Previsiblemente, sueña con comida. Puchero de cachete. Busto de mujer embarazada en chile pasilla. Lomo al mole. Entrepierna empanizada. Trasero de niña con sobrepeso a la diabla. Cortadillo de vulva en su regla.
Despierta salivando de hambre. Quizás algo sano y ligero como entrada. Arroz a la jardinera. Sufre un corte mientras rebana una zanahoria. Instintivamente lleva su dedo a la boca. De golpe ese sabor metálico. Sus pupilas se dilatan al dar el primer mordisco. No para hasta desangrarse.

No hay comentarios: